
―Excelencia, está próximo a cumplirse un año desde su asunción como Embajador en Japón. ¿Cuál es su impresión general sobre el país? Siendo usted de ascendencia japonesa y considerando que su señor padre también desempeñó el cargo de Embajador ante Japón, ¿qué sentimientos le suscita esta circunstancia?
Mi impresión de Japón no es solo la de un observador fascinado por su cultura y tradiciones, sino también la de un nikkei paraguayo cuya familia tiene raíces originarias en Yamaguchi. Mi padre fue Embajador en este país y hoy me corresponde continuar ese puente histórico.
En este primer año, lo más memorable no han sido únicamente los templos, las prefecturas o la hospitalidad japonesa, sino los logros concretos alcanzados: la visita de Estado del Presidente Santiago Peña, que elevó nuestras relaciones de socios que comparten valores a socios estratégicos (同志国); la exoneración de visas para paraguayos; el inicio de la verificación técnica para la exportación de carne paraguaya al Japón; y la intensa preparación de nuestra participación en la Expo Osaka 2025, donde el Día Nacional de Paraguay atrajo a millones de visitantes.
Como paraguayo y como descendiente de japoneses, siento una responsabilidad doble: encarnar la confianza de esta relación y demostrar que Japón y Paraguay no solo se entienden, sino que se necesitan para dar certezas en un mundo incierto.
―El gobierno del presidente Santiago Peña ha obtenido resultados económicos y diplomáticos relevantes. ¿Cuáles son sus principales prioridades y logros hasta ahora?
Las prioridades del gobierno del Presidente Peña se centran en tres ejes claros:
―El Corredor Bioceánico y la integración regional son prioritarios para Paraguay. ¿Cuál es el estado actual de estas iniciativas?
El Corredor Bioceánico está en fase avanzada. En los próximos 12 meses se concluirá un puente clave que marca la primera gran etapa de integración física. En paralelo, avanzamos en la puesta en marcha de la Zona Franca de Antofagasta en Chile, que permitirá reducir costos y tiempos logísticos hacia Asia.
Esto significa que Japón podrá contar con un acceso directo y más competitivo al Mercosur y a Sudamérica. Con Brasil, Argentina y Chile trabajamos en la integración física y, al mismo tiempo, en acuerdos que permitan a las empresas japonesas ensamblar cadenas de valor en Paraguay, compatibles con la visión FOIP.
―Las políticas comerciales de EE.UU. han tenido repercusiones en América Latina. ¿Cómo afectan a Paraguay?
Paraguay mantiene una agenda constructiva con Estados Unidos. En el marco del TIFA (Acuerdo Marco de Comercio e Inversión) se evalúa ampliar los cupos de exportación de azúcar y carne paraguaya. Pero nuestra estrategia es diversificar riesgos: profundizar la cooperación con EE. UU., consolidar la asociación estratégica con Japón y ampliar nuestra inserción en Asia.
Paraguay aporta un valor diferencial: estabilidad, producción confiable y energía limpia, sin subsidios distorsivos, lo cual nos convierte en un socio competitivo en mercados exigentes.
―En mayo de este año, el presidente Peña visitó Japón y se acordó elevar la relación bilateral a una “asociación estratégica”. ¿Qué expectativas tiene respecto al futuro?
El nuevo estatus abre tres entregables prioritarios:
Somos 同志国 (dōshikoku): países que comparten valores de democracia y libertad, y que transforman esos principios en resultados concretos.
―Durante su visita, el presidente Peña también participó en una recepción conjunta con Japón y Taiwán. ¿Qué significado tiene este gesto?
Paraguay es hoy el único páis en Sudamérica que tiene relaciones diplomáticas con Taiwán. Nuestra diplomacia se guía por valores primero, conveniencias después. Paraguay y Taiwán tienen una amistad de 68 años, y Japón mantiene una relación especial con la isla. Reunir a líderes de los tres países fue un mensaje de coherencia: apoyamos cadenas seguras y asociaciones basadas en confianza.
En un contexto global de tensiones, Paraguay apuesta por alianzas cimentadas en democracia y libertad. No es una postura coyuntural, es una convicción histórica.
―En 2026 se celebrará el 90º aniversario de la migración japonesa al Paraguay. ¿Qué importancia tiene esta efeméride?
He sido designado presidente honorario del comité organizador, junto al Embajador de Japón en Asunción. Queremos que sea un hito binacional.
En 1936, tras la Guerra del Chaco, mientras otros países cerraban sus puertas, Paraguay las abrió a los inmigrantes japoneses. Ese gesto de solidaridad fue correspondido con trabajo y compromiso: hoy, con apenas 10.000 nikkei en un país de 7 millones, producen un tercio de la soja paraguaya, y han contribuido decisivamente a la agricultura, la política, la educación y la cultura.
El 90º aniversario será una conmemoración histórica tanto en Paraguay como en Japón, celebrando una relación de gratitud y construcción conjunta.
―¿En qué centra sus esfuerzos como Embajador?
Mi enfoque es de gemba-first: estar en las prefecturas, en contacto con gobiernos locales y empresas, identificando oportunidades concretas. Estoy construyendo redes estratégicas con sectores clave para abrir nuevas puertas en comercio, inversión y tecnología.
Mi tarea es bajar la visión estratégica al terreno: acuerdos firmados, mercados abiertos, inversiones instaladas. Paraguay quiere ser la base FOIP de Japón en el Mercosur.
―¿Tiene algún mensaje final para los lectores de esta revista?
En 2026 celebraremos 106 años de relaciones diplomáticas y 90 años de inmigración japonesa al Paraguay. Les invito a acompañarnos en esas conmemoraciones.
Paraguay es hoy un país abierto, estable y dinámico:
Paraguay es una promesa cumplible: basada en valores, estabilidad y resultados.
FIN